martes, 29 de diciembre de 2015

Efímeros

Que la vida pasa en un suspiro, que somos nosotros los que pasamos, no ella. Igual esto os suena. Mirarte en el espejo, reconocerte (o no) y reírte. Cuánto tiempo ha pasado, ya no somos los que éramos. O quizá sí, pero de alguna forma... hemos cambiado.

Instantes que duran para siempre, paisajes que te marcan, sonrisas que te devuelven a la vida. Porque a veces la vida se pierde, o mejor dicho, tú te pierdes. Pero es necesario. Caerse, perderse... Y volver a encontrarse. O renovarse. Porque siempre hay algo que vale la pena, por lo que tienes que luchar incansablemente. No sabes exactamente de dónde te vienen las fuerzas, pero te sientes invencible. Y al echar la vista atrás quizá no te creerías capaz de volver hacerlo. Pero sí, tú puedes. Con eso y con más, con todo lo que te propongas y se te cruce en el camino.

Porque somos efímeros, y la mayoría no somos capaces de darnos cuenta a tiempo. Pero... ¿qué tal si hoy miras el mundo de forma diferente? Si cuando vuelvas a despertar por la mañana empiezas a soñar. Y no vives dormido nunca más, ni esperas nada de nadie, ni te sientas a ver cómo pasa todo. Si disfrutas del primer rayo de sol acariciando tu cara, si dejas de esperar a que pase algo importante para ser feliz.

Somos efímeros... pero tenemos la enorme suerte de SER todavía.



viernes, 9 de mayo de 2014

Esta noche es suya

Da la última calada mientras mira por la ventana esta soleada tarde de Abril y siente cómo llega la primavera, imparable y preciosa, acompañada por la sensual voz de Johnny Hartman. Cómo le gusta el jazz clásico... Siempre ha tenido preferencia por los tiempos anteriores (tal y como muchos otros creen pero no se atreven a revelar en horario de oficina). Cualquier tiempo pasado fue mejor. Cree que en aquellos tiempos todo era más real: el amor se sentía de verdad, la gente salía a la calle a defender sus derechos, la música te hacía estremecer hasta perder la identidad en un brown café... La música, al fin y al cabo, era la historia de su vida.

Exhausta por un día intenso de repente le abruma un sentimiento de felicidad. En el fondo le gusta estar tan cansada, ese cansancio la hace sentir realmente viva. Ella, amante de las emociones intensas que le recuerdan su condición humana, deja atrás horarios, reuniones, programas de cocina y visitas al dentista. Enciende una vela y contempla el atardecer naranja mientras coge otro cigarrillo. Porque esta tarde es suya. Y también de Hartman...

Suena "You are too beautiful"



miércoles, 20 de marzo de 2013

Ellos

Ellos van paseando por las húmedas calles de esta ciudad sin nombre. Se cruzan con él. Él es joven, al menos de espíritu, y tras él se esconde un interior inocente, pulcro, como el de un bebé recién nacido. Pasan primaveras, atardeceres, autobuses y carteros a correprisas. Y nadie se inmuta de su presencia, nadie para a contemplar su indiscutible belleza. A veces se siente un ser gris, pasa desapercibido mientras la nieve se deshace y las cafeteras chirrían de excitación en las oficinas de al lado. Porque estos seres corren de un bus tras otro, con su tupperware listo para sobrevivir al día, sus móviles en sus manos a cada segundo, notificaciones de redes sociales, alguien que tontea por whatsapp... ¡qué pulgares tan veloces! A veces incluso caminan y teclean simultáneamente sin piedad, dejando su vida pender de un hilo...

Ofertas de supermercado, gente que renueva la suscripción al gimnasio al que sólo asisten las primeras semanas y compras compulsivas a principios de mes. Pero él sigue solo, desamparado. Él no entiende de MMS, ni de empresas de trabajo temporal, ni de check-ins online. Sólo pide que alguien se fije en él por un momento, un gesto de ternura, una mirada de esperanza. Porque la esperanza es lo último que se pierde, dicen. Y él, cuando salga de su mundo interior, captará muchas más miradas, hará que la gente deje sus quehaceres y les devolverá al mundo real, al único que creemos conocer, al verdadero contacto con nuestra esencia humana. Porque cuando él salga de su mundo vendrá acompañado y hará que el primer rayo de luz nos parezca lo más eterno y nos llenará de fantasía... así, por unos instantes.



jueves, 31 de enero de 2013

Tu voz

Cuando encuentras tu voz, y no la que los demás quieren que tengas, puedes gritar al mundo que eres tú, que puedes con todo, que eres grande. Nadie te detiene, tu alma anda en volandas, no hablas el idioma de la gente, sólo tu propio idioma. De repente estás solo, pero acompañado. No crees poder estar mejor en ningún sitio. Porque interpretas un recuerdo, un llanto o el dulce aroma de la primavera, sólo tú los ves proyectados deslizándose suavemente por tu mente. Y sólo en ése mágico momento en el que el silencio se funde con la música de tu alma, eres completamente feliz. Sin problemas, sin preocupaciones, sin fin de mes, sin cartillas del paro, completamente ajeno a corrupciones políticas y peluquerías. Quizá haya compañeros de senda, quizá no. También habrá muchos que lo parecerán pero nos engañarán sutilmente. Quizá algún día te mueras de ganas de llorar a gritos de rabia o te paralice un simple día de mercado soleado. Pero mantendrás ese triste brillo en tus ojos, sólo por demostrar que la vida, a veces, como cuando encuentras tu voz, vale la pena.



domingo, 26 de agosto de 2012

El verano llega a su fin...

Parece que el verano se empeña en pasar cada año más rápido. Atrás queda un recorrido por algunos países de Europa con gente extraordinaria, buena música, empatía, simpatía, aburrimiento, cafés al borde de un río aterciopelado, helados de chocolate, paseos en bici con el sol acariciando nuestras caras... Y risas, lloros, baños de sol, fundirse en un beso con el mar, más besos, abrazos, paellas en familia o entre amigos, alguna que otra fideuá, cañas con limón, perderse en calas de Ibiza que te susurran que estás en un sitio prohibido, ser feliz en una décima de segundo con la preciosa sonrisa de la pequeña Noelia, maldecir al país del que venimos pero que en realidad amamos y algún día esperamos que nos vuelva a acoger, encuentros, reencuentros, horchata granizada, vuelos privados en avioneta, cenas en algún restaurante panorámico de Barcelona, las ramblas, la comida rápida (de vez en cuando se cae en la tentación...), jugar a palas en la arena, sentir la carga de iones negativos en nuestros cuerpos... No, no ha sido un mal verano.

No ha sido fácil, por ser el primero sin sentirla, sin que me desee feliz cumpleaños, sin escucharme, sin animarme, sin poder abrazarla o tomar un café mientras nos morimos de calor juntas... pero ha sido emotivo volver y ver como algunas cosas no cambian, ver como la familia siempre está ahí y te ve crecer, te apoya, te recuerda a ella. Mientras los corticoles están en pleno esplendor, así como los coleccionables y los nuevos cursos de idiomas, mañana volvemos al invierno, a la lluvia, al viento, a retar al clima holandés mientras cargamos con nuestra bicicleta y algún que otro tupper de comida a correprisas. Pero muchas cosas buenas nos esperan. Con las pilas cargadas volvemos a buscar una oportunidad, un futuro en el que poca gente cree, que cuesta mucho de entender para algunos, pero por el que no nos cansaremos nunca de luchar. Porque como decía Victor Hugo "El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos, lo desconocido y para los valientes es la oportunidad". Así que nosotros, los valientes, allá vamos.

Porque el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de los sueños (E. Roosevelt).




domingo, 24 de junio de 2012

El paso del tiempo

El inexorable paso del "tiempo" (qué curiosa palabra para nombrar algo que mide lo que dura algo susceptible de cambio...) que platea algunas sienes es un hecho que me fascina y me abruma a la vez. Me abruma mirar hacia atrás y ver los notables cambios físicos y sobretodo personales que he tenido. Porque puede que sea la misma, pero en realidad he cambiado (menuda contradicción ¿verdad?). 

Me parecen increíbles lo cortos o largos que pueden parecer algunos momentos de misma duración. Preguntadle por una décima de segundo a un atleta o a un administrativo con una jornada laboral de 8 horas diarias. Y esto es un pequeño ejemplo de un momento concreto de la vida. Lo mismo con las semanas, los meses, los años. Siempre esperando a que algo suceda mientras  nos empeñamos en esperar. Y es que no es fácil llegar al punto de simplemente ser feliz con un olor de panadería, un trago de agua fresca en verano (sí, cuando más aprieta el astro rey) o con ver reír a un niño. No es suficiente respirar el aire fresco de un bosque o acariciar a un cachorro. El hecho de estar sentado sin sentir dolor alguno disfrutando de un buen helado de chocolate. Siempre queremos más, y si es algo que no tenemos, mejor (ah, ¡y que sea mejor que el del vecino!). Y no voy a hablar del amor, al menos por hoy.

Hipotecamos la mayor parte de nuestro tiempo en trabajos banales que nos aportarán cosas materiales absurdas que abandonaremos en nuestro planeta azul cuando nuestro tiempo haya terminado. El otro día conocí a una chica cuya aspiración en la vida era obtener bienes materiales, tiene 4 modelos distintos de Iphone (algunos con las mismas características pero sólo cambia el color) y compra bolsos de reconocidos diseñadores (¿quién se encarga de juzgar si esto o lo otro es reconocido o "bueno"? Cada día la vida misma me parece más subjetiva) que tiene que pagar a plazos. Me dejó triste. 

De un tiempo a esta parte me dedico a vivir, a ser feliz con cada cosa que hago, a pesar de los sinsabores inevitables de la vida. Y que siga sonriendo pese a las dificultades no significa que no tenga problemas, ni me deje de enfrentar a ellos, ni esté triste en muchos momentos. Pero he decidido adoptar esta posición, la de aprovechar y vivir cada minuto de esto que nos es tan desconocido como la vida misma. 

Y recordad que en realidad no es el tiempo el que pasa, pasamos nosotros.






sábado, 23 de junio de 2012

Noche de San Juan

Siempre he creído en la magia. A pesar de los distintos tipos de magia que podemos encontrar (y entre ellas unos cuantos farsantes), me llaman la atención tres tipos. 

El primero, la magia de transmitir, especialmente con la música, o con el arte en general. Personalmente encuentro la magia en algunos momentos donde el público y el intérprete están conectados de alguna forma, son cómplices... Sólo por esos momentos vale la pena haber pasado la mitad de tu vida encerrado entre cuatro paredes blancas encadenado a un pequeño trozo de madera.

 El segundo, todo pasa por algo. Llamadlo magia, destino, casualidad... Muchas veces deseamos tanto algo material, personal o profesional que nos desvivimos por conseguirlo, y si no podemos tenerlo nos desilusionamos. Siempre creí que el destino es caprichoso, y que como dije, todo pasa por alguna razón.

El último tipo de magia en la que fervientemente creo es en la que hay en una mirada. En cómo te puedes adentrar en los ojos de una persona y buscarla, encontrar tristeza, profundidad, alegría, inocencia, avaricia... llegando, con suerte, al fondo de su alma. Es algo que me fascina, aunque hay algunas personas en las que nunca la encuentras, por mucho que la busques.

Mi madre creía mucho en la magia, y los de su alrededor (casi) siempre fueron angelitos. Hoy, casi 6 meses tras su ausencia, celebraré la noche de San Juan por primera vez sin ella. Porque ella me enseñó a creer en la magia de alguna manera. Porque cada año a las 12 en punto de la noche dejábamos atrás nuestros malos recuerdos, nos cogíamos de la mano y alrededor de unos cuantos fuegos inciertos, pedíamos un deseo con todas nuestras fuerzas, dejando que nuestros pies se fundieran con la orilla del mar. Probablemente pedíamos magia, para el año próximo. Os deseo mucha magia para este año, y que vuestros sueños se hagan realidad (si al destino así se le antoja...). Feliz noche de San Juan.