Que la vida pasa en un suspiro, que somos nosotros los que pasamos, no ella. Igual esto os suena. Mirarte en el espejo, reconocerte (o no) y reírte. Cuánto tiempo ha pasado, ya no somos los que éramos. O quizá sí, pero de alguna forma... hemos cambiado.
Instantes que duran para siempre, paisajes que te marcan, sonrisas que te devuelven a la vida. Porque a veces la vida se pierde, o mejor dicho, tú te pierdes. Pero es necesario. Caerse, perderse... Y volver a encontrarse. O renovarse. Porque siempre hay algo que vale la pena, por lo que tienes que luchar incansablemente. No sabes exactamente de dónde te vienen las fuerzas, pero te sientes invencible. Y al echar la vista atrás quizá no te creerías capaz de volver hacerlo. Pero sí, tú puedes. Con eso y con más, con todo lo que te propongas y se te cruce en el camino.
Porque somos efímeros, y la mayoría no somos capaces de darnos cuenta a tiempo. Pero... ¿qué tal si hoy miras el mundo de forma diferente? Si cuando vuelvas a despertar por la mañana empiezas a soñar. Y no vives dormido nunca más, ni esperas nada de nadie, ni te sientas a ver cómo pasa todo. Si disfrutas del primer rayo de sol acariciando tu cara, si dejas de esperar a que pase algo importante para ser feliz.
Somos efímeros... pero tenemos la enorme suerte de SER todavía.
Instantes que duran para siempre, paisajes que te marcan, sonrisas que te devuelven a la vida. Porque a veces la vida se pierde, o mejor dicho, tú te pierdes. Pero es necesario. Caerse, perderse... Y volver a encontrarse. O renovarse. Porque siempre hay algo que vale la pena, por lo que tienes que luchar incansablemente. No sabes exactamente de dónde te vienen las fuerzas, pero te sientes invencible. Y al echar la vista atrás quizá no te creerías capaz de volver hacerlo. Pero sí, tú puedes. Con eso y con más, con todo lo que te propongas y se te cruce en el camino.
Porque somos efímeros, y la mayoría no somos capaces de darnos cuenta a tiempo. Pero... ¿qué tal si hoy miras el mundo de forma diferente? Si cuando vuelvas a despertar por la mañana empiezas a soñar. Y no vives dormido nunca más, ni esperas nada de nadie, ni te sientas a ver cómo pasa todo. Si disfrutas del primer rayo de sol acariciando tu cara, si dejas de esperar a que pase algo importante para ser feliz.
Somos efímeros... pero tenemos la enorme suerte de SER todavía.